viernes, 20 de marzo de 2009

NOTAS

TEMARIO

Introducción

Conceptualización
El concepto de desarrollo
El concepto de lo urbano
Definición de Administración del Desarrollo Urbano

Fundamentación teórica
Teoría social y desarrollo urbano
Metodología para comprender la ciudad
Dialéctica Hegeliana
Teoría de Sistemas
Teoría de la complejidad

Antecedentes históricos sobre la administración de las ciudades
Orígenes y evolución mundial de la Urbanización
Las ciudades prehispánicas y su administración
El surgimiento de las ciudades en la época colonial
Evolución de los asentamientos Humanos en el México independiente.
Sistema de Ciudades y Desarrollo Urbano actual
Dinámica de las ciudades en el entorno global






Introducción

Conceptualización

Desde su origen, el surgimiento y evolución de las sociedades, presenta como condición la existencia de alguna forma de organización del poder y las decisiones colectivas, lo que ha evolucionado en la moderna Administración Pública. Esa misma complejidad en las cambiantes sociedades actuales, y asumiendo su inserción en un esquema reduccionista de la división del conocimiento para organizar los diferentes temas que atiende el Estado; establece áreas del conocimiento entre las que se ubica a la administración del Desarrollo Urbano.

Con el nombre de Desarrollo Urbano, y para fines didácticos, identificamos al conjunto de conocimientos y técnicas útiles para lograr la transformación de las ciudades de estados simples a estados más complejos que involucren el mejoramiento de las condiciones de vida de la población que las habita. El término desarrollo tiene también un uso argucioso que expresa una buena intención; un estado de las cosas que, si bien se entiende en sentido positivo, puede tener distintos límites e interpretaciones. Por otro lado la delimitación del espacio urbano es cada vez menos fácil ante las nuevas formas que la ciudad y la vida colectiva de grupos numerosos van adoptando. Ante la ambigüedad del tema que nos ocupa, es necesario precisar en cada uno de los términos que lo componen.

El concepto de desarrollo

Es así como el término desarrollo, en la percepción popular, es asociado con transformación, cambio, progreso, seguridad, tecnología, bienestar, entre otros. Una definición concensada y de aplicación general es la que se lee en cualquier diccionario de la lengua española y que enuncia al desarrollo como el efecto de acrecentar algo en el orden físico, intelectual o moral. Cuando el concepto se aplica a una comunidad humana, se refiere al hecho de progresar en el sentido, económico, social, político y cultural.

Para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el concepto es referido al desarrollo humano, involucrando esperanza de vida, nivel educativo y nivel de vida de acuerdo a los ingresos economicos.

El concepto de lo urbano

De la misma forma el término urbano tiene diferentes interpretaciones: desde su antagonismo con lo natural y lo rural, su nexo con la fase “civilizada” en la evolución histórica de la humanidad y con la crisis ambiental de la era moderna, la noción de lo urbano se relaciona con los asentamiento humanos y lleva siempre implícita a la idea de ciudad.

Diferenciación entra lo rural y lo urbano
Con la dilución de las fronteras entre lo natural y lo artificial, lo rural y lo urbano y bajo una visión más amplia de la ciudad en armonía con el entorno natural del que forma parte, resulta poco útil la definición y diferenciación de las categorías rural y urbano y surgen nuevos temas de análisis como la transformación del territorio y el estudio de los asentamiento humanos.

En relación a la transformación del territorio, y tomando como referencia las modalidades que adopta la ocupación urbana en México, la urbanización adopta formas diversas, las cuales son también rasgos para diferenciar o clasificar un asentamiento. Estas formas pueden ser:, urbanización socio-económica, urbanización espacial y urbanización demográfica.

La urbanización socioeconómica se refiere a los conglomerados que ocupan el territorio para actividades productivas distintas al sector primario, pueden no tener relación de continuidad con una asentamiento humano y carecer de población permanente. También se agrupan en esta categoría a las poblaciones que, sin importar el número de habitantes, presentan estilos de vida propios de lo urbano, incluidas las actividades económicas predominantes.

La urbanización espacial se refiere a la transformación del territorio motivada por la vida urbana o las actividades productivas. Pueden ser zonas en proceso de consolidación o resultado de la dispersión u ocupación informal. Se distinguen por la baja densidad de construcción y habitacional y por haber perdido sus condiciones naturales primigenias.

La urbanización demográfica se refiere a las concentraciones poblacionales que superan un rango determinado de población, siendo estos rangos distintos para cada país o región geográfica. En México, de acuerdo con los criterios establecidos por la Secretaría de Desarrollo Social, se considera urbana a todo asentamiento humano mayor a 2500 habitantes.

Es necesario diferenciar entre asentamiento humano y ciudad. El primero se refiere a cualquier espacio geográfico donde se asienta una población determinada y el concepto de ciudad implica las consideraciones anteriormente señaladas en referencia a la urbanización. De acuerdo con la Ley General de Asentamientos Humanos vigente, “un asentamiento humano es la conformación material y física resultante de la interacción del sistema socioeconómico con el territorio, a lo largo de un determinado proceso histórico”[1].

El objeto de Estudio en Administración del Desarrollo Urbano es la ciudad, como un producto humano resultado de un proceso histórico; su conceptualización puede visualizarse desde diferentes puntos de vista como son el sociológico, histórico, filosófico, económico, ecológico, demográfico etc. El término “urbano” deriva del latín y se refiere al conocimiento de las ciudades y la dirección de sus transformaciones.

Una definición de ciudad útil es la que propone el urbanismo: La ciudad es un espacio geográfico creado por el hombre; que se expresa por construcciones contiguas y continuas donde habita una población relativamente grande, permanente y socialmente heterogéa, en la que se generan funciones de residencia, producción, distribución, consumo y gobierno, y contiene equipamiento de servicios que aseguran y atienden necesidades sociales y condiciones de vida[2].



En los orígenes de las ciencias sociales se acepta una exclusión mutua entre lo rural y lo urbano, con la transforacion de los territorios esta division es cada vez menos util. La ciudad es entonces la gran creación del ser humano, el espacio donde se reflejan la memoria, y los sueños de la sociedad. La ciudad como referencia de la vida y el lugar de origen de las personas, forma parte de su propia identidad. Las personas nos identificamos por nombre y apellidos, y con frecuencia a ellos agregamos el lugar de origen: soy Mariesther Arteaga de Guanajuato y así, el nombre de la ciudad que consideramos nuestra, es al mismo tiempo parte de nosotros, como un importante rasgo que nos distingue.

Definición de Administración del Desarrollo Urbano

Como una rama de la administración pública, la Administración del Desarrollo Urbano se refiere a la participación que el Estado realiza a través de sus funciones de administración y planeación para afrontar las contradicciones que surgen en la organización y transformación positiva de las concentraciones económico demográficas con el fin de lograr un equilibrio. El proceso de administración del desarrollo urbano contempla la distribución física de la población, los elementos sectoriales de tipo económico social, político y cultural que se generan en los asentamientos humanos y el entorno físico geográfico que los sostiene.

De esta forma; bajo la Administración del Desarrollo Urbano como disciplina científica, se agrupa la amplia información, metodologías y técnicas que son necesarias para entender a la ciudad como un fenómeno complejo y para abordarlo de una manera analítica y desde una perspectiva científica. Es una rama del conocimiento multidisciplinaria en la que participan ciencias muy variadas. Se nutre principalmente del urbanismo, las artes, el derecho, la antropología y la historia agrupados en las ciencias sociales; de la geografía, geología y la ecología de las ciencias naturales; se apoya en la economía y la teoría administrativa. En administración del desarrollo urbano se utilizan técnicas y herramientas de ciencias exactas y como la estadística, los sistemas de información geográfica, el análisis matemático, la arquitectura -que es también una de las bellas artes- ingeniería civil y ambiental.

El origen de esta rama del conocimiento se ubica tanto en el urbanismo, como rama de especialización de la arquitectura y el derecho con un antecedente ancestral en la legislación urbana. Hasta épocas recientes la administración urbana estaba en manos solo de arquitectos y urbanistas que se apoyaban en la asearía de los especialistas en legislación urbana para instrumentar el desarrollo urbano. La evolución de las ciudades y la complejidad que en ellas se va tejiendo, así como el desarrollo de nuevas posturas epistemológicas han derivado en la visión multidisciplinaria actual.

Con esta visión multidisciplinaria y bajo un enfoque sistémico, el desarrollo urbano es resultado de la conjugación de una serie de factores distintos que estructuran la organización espacial de los asentamientos y las relaciones intraurbanas generadas entre los distintos agentes. Entre los factores mas significativos destacan los geográficos, económicos, tecnológicos y sociales. Es decir, son necesarias para el desarrollo de un territorio, la conjunción de la mayor cantidad de los factores siguiente: una posición geográfica favorable, un entorno con amplia riqueza natural, equilibrio en las actividades económicas de los tres sectores en condiciones de sustentabilidad, acceso a tecnología tanto en las actividades productivas como en la infraestructura y el equipamiento urbanos, un capital social sólido; equidad social, seguridad y certidumbre jurídica para alimentar la gobernabilidad.


Fundamentación teórica

Para entender la ciudad es necesario en principio revisar los principales enfoques teóricos que han contribuido al análisis de los problemas urbanos, tanto en sus vertientes clásicos, como a través de la presentación de las nuevas corrientes. Igualmente necesaria es la revisión de las teorías del Desarrollo, con especial referencia a los procesos de urbanización e integración, la producción de la ciudad y el mercado de tierra urbano, los movimientos sociales urbanos y el acceso a la vivienda y a los servicios urbanos, los procesos tecnológicos, el papel de los municipios y las actuales transformaciones en las relaciones entre gobiernos locales, sociedad civil y mercado

Teoría social y desarrollo urbano.

Son supuestos fundamentales de la teoría, a) el papel básico que en la
constitución de la sociedad humana tiene la producción de lo necesario para la vida, y,
b) el hecho de que esta producción, por medio del trabajo, abre un proceso histórico de
creciente dominio del hombre sobre la naturaleza. Por esto, la teoría marxista de la
sociedad, se caracteriza como materialismo histórico.
Las llamadas teorias clasicas son

El Funcionalismo.- En esta escuela se considera al sistema social como un sistema real en el que sus elementos, es decir los individuos, desempeñan una función específica y esencial para la subsistencia del todo, hallándose además dichas cosas en un estado de dependencia mutua.[3] El concepto de función se refiere a la participación que una parcialidad aporta al todo del que forma parte, y que es necesaria para mantenerlo. El concepto anterior hace necesario el considerar la división de funciones, la cual implica una división social basada en el individualismo de sus elementos, y las diferencias individuales producen necesariamente la estratificación.

Para los funcionalistas la estratificación es la desigualdad material existente en la sociedad debido a la importancia funcional diferencial de cada uno de sus estratos. “La corriente funcionalista es totalizante debido a que presenta analogías orgánicas de la sociedad y de sus fenómenos en donde cualquier aspecto de su estructura solo puede explicarse mediante su interacción con el resto y el papel que juega en la existencia y supervivencia de cualquier sociedad”.[4]

Esta teoría proporciona una herramienta útil para el estudio de fenómenos urbanos como los que abordaremos en el curso de Administración del Desarrollo Urbano, más, carece de elementos para la visión retrospectiva de los problemas. Para otorgar un enfoque distinto, es necesario aplicar una más adecuada cuya perspectiva sea congruente con las razones que dan origen al poblamiento y explique las contradicciones socioeconómicas que presentan las ciudades.

El estructuralismo marxista.- Esta corriente explica los fenómenos urbanos que suceden y han sucedido en la historia, a través de las relaciones de producción y el tipo de propiedad de éstos; consideran a las relaciones sociales de producción como determinantes en los procesos urbanos a través de la historia, donde esas relaciones de producción dependerán de la forma de la posesión de los medios de producción. Todo proceso de producción conlleva a determinado tipo de relaciones sociales. La relación fundamental es la que se da entre los hombres a partir de la posesión y la propiedad; la propiedad privada determina el proceso de producción.[5]

Su propósito es reconstruir objetos mediante un proceso de totalidad articulada concreto-abstracto-concreto, permitiendo descubrir el funcionamiento y la estructura invisible del objeto. Estructura se define como las partes de un todo y sus interrelaciones.

En las teorías sociales denominadas clásicas, se distinguen tres concepciones útiles a nuestro estudio, estas son la visión de Marx, de Weber y de Durkheim. Para Marx, la ciudad es una expresión de relaciones de propiedad, más fundamentales y generales que las propias relaciones urbanas. “La ciudad es una institución heterogénea cuya forma varía de acuerdo con las relaciones de propiedad que se establecen bajo distintos modos o formas de producción “[6]. Es también una consecuencia inmediata de la división del trabajo y de los instrumentos de producción en general.

Weber considera que la ciudad es una forma de dominación no legítima en el sentido de que las relaciones tradicionales de dominación, como serían las relaciones patriarcales, son usurpadas por grupos o agentes urbanos para establecer posteriormente formas no genuinas de autoridad. La legitimidad radica en las bases y motivos sociales para acatar y aceptar voluntariamente el carácter socialmente genuino del mismo. La característica que Weber distingue en la ciudad occidental es la asociación institucionalizada. Esta ciudad, a diferencia de la oriental, permite la cofraternalización, la organización política y la legislación urbana se desarrollan a partir del principio social del derecho de gentes por encima del derecho natural. La estructura política es una consecuencia de la cofraternalización y una forma de organización social que permite la integración y desarrollo de formas precapitalistas de intercambio.

Emile Durkheim distingue el crecimiento de la división del trabajo, relacionado con la separación entre campo y ciudad, el cual ocurre por el crecimiento demográfico y un incremento de la “densidad moral”, es decir, en el número de relaciones, contactos y transacciones. Para él las ciudades crecen a partir de la necesidad de los individuos de ponerse en contacto con otros individuos y cuando se incrementa el número y la rapidez de las formas de comunicación y transporte.

La Escuela Socioecológica.- El enfoque ecologista se desarrolla a partir del surgimiento de analogías entre los asentamientos humanos y lo orgánico-ecológico, donde la ciudad es el producto vital del hombre, ordenado armónicamente de una manera natural.

Esta corriente considera que la configuración de las ciudades es producto de procesos sociales, el crecimiento es algo natural y está orgánicamente relacionado con lo social y económico. Los problemas urbanos son situaciones en las que la sociedad necesita ayuda para su integración orgánica y funcional para recuperar su estado ideal perdido. Tales situaciones derivan de la alienación creada entre las diferencias de riqueza, poder y la apropiación de estos debido a la falta de normas de control e instituciones morales, y no por la ruptura del estado normal de la sociedad.
Las teorías evolucionistas sobre la urbanización.- Estas se basan en una ecología humana contemporánea que busca entender el proceso de desarrollo del ajuste o adaptación del hombre a su medio ambiente, así como las formas que toman estos procesos de adaptación. Las principales fuentes de las transformaciones urbanas son: el cambio en las relaciones entre crecimiento regional y crecimiento urbano y los cambios en la organización económica local e interregional. De lo anterior se desprende que no es posible estudiar la ecología urbana y entender los fenómenos de la expansión, sin considerar la organización espacial de economías regionales, nacionales y supranacionales.

La ecología Humana contemporánea es evolucionista. “La investigación Ecológica busca entender el proceso de desarrollo del ajuste o adaptación del hombre a su medio ambiente, así como las formas que toman estos procesos de adaptación”[7]. Desde el punto de vista evolutivo, con el crecimiento demográfico y la creciente complejidad de las organizaciones ocurren tres procesos sociales: a) la creación de excedentes económicos, b) la expansión de ocupaciones especializadas y c) el crecimiento de burocracias; con lo que surge el fenómeno de la expansión de los asentamiento humanos o de urbanización.

Desde la perspectiva ecológica se identifican dos modelos de crecimiento urbano. El primero se basa en el papel de las ciudades como lugares centrales, que proporcionan a sus alrededores servicios económicos, adminnistrativos y culturales que conllevan una mayor concentración en un punto en el espacio. El segundo modelo propone que las ciudades son algo más que punto alrededor de los cuales se teje la unidad del sistema. También unen la región con el mundo exterior, con lo que permiten reconciliar las ventajas de la actividad especializada con la “enriquecedora experiencia de la diversidad”. “El resultado de análisis demográficos recientes indica que la fuente principal de crecimiento de las ciudades centrales, durante las fases posteriores del crecimiento urbano, es la reproducción de las poblaciones residentes más que la población rural-urbana.”[8]. Dicha reproducción de la población está determinada por los factores económicos que proporcionan a la población nativa posibilidades de permanencia y reproducción y que además atraen población externa.

Metodología para comprender la ciudad

Dialéctica Hegeliana
Teoría de Sistemas
Teoría de la complejidad

Dialéctica Hegeliana
Todas las cosas son contradictorias en sí mismas y ello es profundo y plenamente esencial. La identidad es la determinación de lo simple inmediato y estático, mientras que la contradicción es la raíz de todo movimiento y vitalidad, el principio de todo automovimiento y solamente aquello que encierra una contradicción se mueve. La imaginación corriente capta la identidad, la diferencia y la contradicción, pero no la transición de lo uno a lo otro, que es lo más importante, cómo lo uno se convierte en lo otro. Causa y efecto son momentos de la dependencia recíproca universal, de la conexión y concatenación recíproca de los acontecimientos, eslabones en la cadena del desarrollo de la materia y la sociedad: la misma cosa se presenta primero como causa y luego como efecto. Es necesario hacer conciencia de la intercausalidad, de las leyes de conexión universal objetiva, de la lucha y la unidad de los contrarios y de las transiciones y las transformaciones de la naturaleza y la sociedad. La totalidad, de todos los aspectos del fenómeno, de la realidad, de los fenómenos y de sus relaciones recíprocas, de eso está compuesta la verdad.
Teoría de Sistemas

El pensamiento sistémico es la actitud del ser humano, que se basa en la percepción del mundo real en términos de totalidades para su análisis, comprensión y accionar, a diferencia del planteamiento del método científico, que sólo percibe partes de éste y de manera inconexa.

Enfoque Sistémico contemporáneo plantea una visión inter, multi y transdisciplinaria útil para analizar a la ciudad de manera integral permitiéndo identificar y comprender con mayor claridad y profundidad los problemas, sus múltiples causas y consecuencias. Así mismo, viendo al territorio como un ente integrado, conformado por partes que se interrelacionan entre sí a través de una estructura que se desenvuelve en un entorno determinado, se estará en capacidad de poder detectar con la amplitud requerida tanto la problemática, como los procesos de cambio que de manera integral, tomando en cuenta, las técnicas, los recursos y procesos que serían necesarios de implantar en la misma, para tener un crecimiento y desarrollo sostenibles y en términos viables en el tiempo.


Para administrar la ciudad, primero es necesario conocerla; este conocimiento se obtiene aceptando que el territorio es el espacio donde se manifiestan fenómenos de amplia complejidad y de naturalezas distintas interrelacionadas. El útil la postura epistemológica la moderna teoría de la complejidad, sugerida por Edgar Morin, que se nutre de la dialéctica hegeliana, en la que se reconoce que todo fenómeno gurda dentro de sí sus propias contradicciones y se estudia a partir del cuestionamiento permanente. La teoría de la complejidad sintetiza a la teoría de sistemas en la que se retoma la idea platónica que expresa que el todo es más que la suma de sus partes y solo se conoce un fenómeno al distinguir su naturaleza predominante de las interacciones que lo influyen en una forma dinámica.

Morin define la complejidad como un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e interferencias entre un número muy grande de unidades, y más allá de las interacciones, la complejidad comprende incertidumbre, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. Hay tres principios que ayudan a pensar en la complejidad:
· Dialógico.- En el que asocia dos términos a la vez complementarios y antagonistas; permite mantener la dualidad en la unidad.
· Recursividad organizacional.- en el que los efectos son al mismo tiempo causas de aquello que los produce.
· Hologramático.- Que contiene la casi totalidad de la información del objeto representado. No solamente la parte está en el todo, sino que el todo está en la parte.

Interpretando los tres principios de la complejidad a la ciudad, identificamos que es claramente dialéctico por la desigualdad social, los contrastes ambientales y contradicciones de carácter socioeconómico que presenta; es recursivo en cuanto a que determinadas situaciones, como la ocupación irregular y la especulación del suelo son al mismo tiempo causa y efecto en sus manifestaciones y es hologramático por que en él se distribuyen sitios puntuales y problemas que sintetizan situaciones históricas multidimensionales,


C.- Antecedentes de la Urbanización

La historia de la humanidad está ligada a la creación y desarrollo de las ciudades. Todas las civilizaciones evolucionaron a partir de la concentración en el espacio de una cantidad significativa de habitantes. Con el paso del tiempo, las funciones predominantes de la ciudad han cambiado, pero siempre se han reconocido como la obra más importante del ser humano.

Existe controversia para identificar el origen de las ciudades, algunos autores sostienen que este se dio con el surgimiento de la agricultura y el consecuente sedentarismo. Bajo ese criterio, ubicamos parcialmente asentamientos sedentarios desde el siglo séptimo a.C.

Las comunidades creadas en el neolítico lograron conformarse gracias al desarrollo de actividades primarias, localizándose en estepas, mesetas y márgenes de ríos. Hacía el cuarto milenio a.C. se dieron un conjunto de condiciones para la revolución urbana:

a) Excedente en la producción agropecuaria
b) Existencia de alguna forma de escritura
c) Desarrollo de organizaciones sociales
d) Primeras formas de división del trabajo
e) Capacidad tecnológica a partir del uso de los metales.

Con la presencia de los factores citados, la ciudad se presentó como un conjunto de individuos dedicados no solo a la satisfacción de las necesidades básicas. Pese a que la agricultura seguía siendo la base económica, surgen otras disciplinas como las matemáticas, astronomía, la religión y la administración. A esta etapa corresponden las ciudades Estado sumerias como Ur y Babilonia.

La tradición urbana en Egipto no fue tan rica como la cultura sumeria y se sustentó en bases distintas. La localización de los asentamientos estuvo supeditada a la presencia de recursos naturales, la constitución de ciudades estuvo definida por razones políticas. Las asentamientos humanos se alojaban cercanos al sitio que el faraón elegía para su tumba, una vez concluido el objetivo y a la muerte del faraón, los asentamientos eran abandonados.

En la cultura Egipcia destaca la ciudad de Amarnia, creada por Akhenatón luego de la instalación de una nueva religión monoteísta y la ruptura con la clase sacerdotal, por lo que crea un nuevo asentamiento bien estructurado y planeado en el que acorde con la tradición, edifica un gran palacio y mausoleo restando importancia a la habitación de la gente común.

El desarrollo de ciudades en la cuenca del indo ocurrió paralelo al de los sumerios esa civilización produjo los primeros asentamiento humanos de la cultura harappa. Las localidades poseían una ciudadela separada de la ciudad baja y se piensa que fueron producto del planeamiento urbano. Una gran aportación de la cultura indú al urbanismo es el tratado en la materia llamado Silpasastra.

Del siglo VI al III a.C. los factores geográficos determinaron la organización urbana de la cultura griega. La topografía favoreció la distribución de las ciudades-Estado, cada una de ellas independiente, con áreas de influencia propias y separadas entre sí por costas y cadenas montañosas. Dichas ciudades se componían por un núcleo urbano donde habitaban los gobernantes, sacerdotes e intelectuales y estaban rodeadas por comunidades agrícolas subsidiarias. Campo y ciudad estaban estrechamente unidos y equilibrados aunque la ciudad dependía del campo en lo material.

Los griegos promovieron dos corrientes de desarrollo urbano: La forma urbana planeada y el modelo producido por el crecimiento urbano de Atenas con restricciones a sus límites físicos. Los componentes urbanos eran la acrópolis o centro religioso; el ágora, sitio destinado a usos diversos como los culturales y políticos; además de los puertos, muelles y barrios residenciales. Existían también murallas que protegían a la ciudad y limitaban el crecimiento.

El urbanismo romano estuvo directamente influido por la experiencia de los etruscos y de los griegos a través de las técnicas de construcción y el suministro de servicios públicos. Roma llegó a alojar un millón y medio de habitantes y para la administración de la ciudad y los servicios públicos, se desarrollaron técnicas apropiadas y se crearon los primeros instrumentos de planeación formales así como reglamentos para construcciones, higiene y tránsito. La cultura Romana conformó el primer sistema de ciudades con diferenciación funcional. Existían ciudades militares, comerciales, productivas y administrativas y entre ellas sobresalía Roma como capital del imperio. A medida que la vida urbana adquirió vitalidad, se creó el máximo exponente del gobierno y la administración local: El ayuntamiento.

Por su parte la civilización del antiguo Islam se desarrolló básicamente en zonas áridas. La ciudad islámica jugó un importante papel como centro político mientras que la estructura urbana se determinaba por intereses religiosos y económicos. Durante el siglo VII d. C. Se distinguieron las ciudades de nueva planta y las sometidas por los ejércitos musulmanes.

La idea de ciudad en el mundo islámico surgió desde tiempos remotos. La ciudad ideal era el centro del universo, La Meca era considerada la madre del mundo y Bagdad el paraíso terrestre, tales calificativos correspondían a significaciones geométricas. La estructura urbana era circular, ubicándose la mezquita en el centro, simbolizando al paraíso terrestre y el símbolo de poder universal del príncipe. A esta forma corresponden los asentamientos de la dinastía Sassanida como Isfaham y Firuzabad.

A partir del s. V d. C. Y durante el tiempo posterior a la decadencia del imperio Romano, el ritmo de evolución en el medio urbano disminuyó, aunque la población no se ruralizó inmediatamente. La ciudad medieval era un oasis dentro de un ámbito totalmente ruralizado. El resurgimiento se manifestó en el nacimiento y la renovación de antiguas ciudades romanas. La estructura urbana se conformó aprovechando las condiciones naturales y la topografía, vialidades zigzagueantes y callejones oscuros que desembocaban en plazas irregulares, fueron característica de estas ciudades.

Existieron durante la edad media ciudades con funciones especificas como la minería, el comercio la agricultura etc., Estrasburgo, Venecia y Brujas son ejemplos de esto y han preservado su vocación. Al mismo tiempo existían las ciudades de los señores, formadas por un castillo amurallado y las ciudades de Dios o monasterios, con actividad económica autosuficiente y destinados a la plegaria y la oración.

En los siglos XIII y XIV bajo la concepción del gótico la fisonomía de las ciudades se transformó por el desarrollo de las artesanías y la necesidad de conformar centros de poder civil y religioso. La ordenación de la vida urbana se convierte en una preocupación básica, estableciéndose núcleos de alta densidad donde regía el criterio de máximo aprovechamiento del espacio y de las ventajas urbanas.

La concepción barroca y renacentista de ciudad capital contenida entre los siglos XV al XVII se refería a la distribución sistemática de los asentamientos enlaces y comunicaciones. Esta surge cuando se pierde el carácter cerrado y estático que prevaleció durante la edad media y el renacimiento, para dar paso a un centro generador de efectos difusores que van más allá de los límites de la localidad.

Las capitales adoptaron un carácter hegemónico que se combinó perfectamente con los intereses políticos y económicos del centralismo absolutista de los estados europeos. Los antiguos perfiles urbanos obstaculizaron , en algunos casos, el ideal barroco, por lo que algunos monarcas fundaron nuevas capitales. A Esta etapa histórica corresponde la estructura de Versalles, que posteriormente ha sido retomada para el diseño y planeación física de ciudades modernas como Washington, Nueva Delhi y Canberra.



Las ciudades se adaptaron a las nuevas necesidades de la burocracia, de las comunicaciones y la agilización de los servicios. La estructura urbana contaba con vialidades más amplias y se subordinaba la identidad individual al servicio de la comunidad. La accesibilidad de los servicios públicos y espacios abiertos cobró singular importancia.

El desarrollo de la ciudad moderna ha sido producto de una serie de transformaciones sociales, económicas y tecnológicas engendradas por la revolución industrial en el periodo comprendido entre 1750 y 1832. Las nuevas formas de organización del trabajo personal, la aparición de las fábricas y de la máquina de vapor, el desarrollo del transporte, el incremento de la natalidad y el descenso de la mortalidad así como los movimientos migratorios a los centros urbanos, caracterizan a la ciudad moderna.

Los cambios que acompañaron a la revolución industrial se vieron reflejados en las ciudades con el surgimiento de una nueva tipología de edificios y la diversificación de las funciones urbanas. El suelo se integró también al conjunto de mercados urbanos y el precio de este se fue incrementando de manera proporcional al desarrollo urbano.


Los asentamientos prehispánicos y su administración.
En las ciudades del México Antiguo, se distinguen ciertas características comunes que llamaremos tipologías y que aportaron de manera importante para la construcción de las ciudades modernas. Se distinguen así seis rasgos básicos:

1. Núcleos diseminados
2. Nucleización de los mismos
3. Absorción o simbiosis de grupos externos
4. Crecimiento territorial desmedido
5. Abandono repentino o paulatino de las grandes ciudades
6. Creación o aprovechamiento de ciudades abandonadas por grupos menores.

En el Golfo de México, al sur de Veracruz y norte de Tabasco se ubica la cultura Olmeca, considerada como la cultura madre, es la más antigua y con ellos se inicia la historia de la construcción de grandes ciudades. Los sitios más importantes son San Lorenzo Tenochtitlán, Potrero Nuevo, La venta, Tres Zapotes y Laguna de los Cerros. El primer sitio es el más antiguo y presenta vestigios de sistemas de drenaje y conducción de aguas que denotan un conocimiento técnico avanzado.

Los Olmecas aportan al urbanismo las obras hidráulicas y la construcción de plataformas como medio de diferenciación y de protección de las construcciones. En otras ramas del conocimiento destaca su escultura con las cabezas colosales que son prototipo de esta cultura.

La gran Cultura de Tehotihuacán con toda su monumentalidad manifiesta avances urbanísticos sobresalientes destacando la estructura de vialidades y disposición de edificios con usos del suelo bien planeados, diferenciación de áreas habitacionales, civiles y religiosas, orientación de la traza urbana en armonía con el contexto natural y obedeciendo señales astronómicas y religiosas. Una fisonomía urbana integrada perfectamente con el medio físico y la disposición de las edificaciones acorde con la ideología religiosa y la importancia de estos son características que hacen que el conjunto sea perfectamente entendible y hasta la fecha otorga esa sensación de grandiosidad.

Toltecas.- centros ceremoniales que muestran la herencia Tehotihuacana, relevancia de elementos bélicos, armonía en construcciones y gran influencia en culturas posteriores como la maya y azteca, destaca Tula como uno de los centros ceremoniales más representativos.

Zapotecas.- Ubicados en la zona de Oaxaca aportan un orden urbano conforme a clases sociales de manera concéntrica en torno al centro ceremonial, religiosos y civil, disposición de viviendas en pequeños grupos con organización definida, que da origen a los barrios. Podemos identificar una administración urbana equiparable al moderno concepto de subcentros urbanos o delegaciones administrativas.

Aztecas.- Centro urbano que conjunta al orden civil, al religioso y al económico, que ha persistido hasta la fecha por su similitud con el concepto urbano español con el que se fundió perfectamente. es decir, organización espacial definida y armónica. La gran Tenochtitlán fue planeada con un centro político y religioso en torno al cual se organizo la población, contaba con grades espacios abiertos donde se realizaban las funciones de comercio (tianguis) y estaba comunicada con asentamientos menores a manera de barrios, por medio de cuatro calzadas trazadas con perfecta orientación astronómica, de amplias proporciones y que persisten hasta la actualidad. Era una ciudad ordenada y limpia que causo gran impresión a los españoles a su llegada debido a esas virtudes y a la escala.

Mayas.- Centros ceremoniales monumentales, avances sobresaliente en el conocimiento de la astronomía y matemáticas, espacios habitacionales simples, en lo urbano se distinguen las grandes calzadas que permitieron una intercomunicación eficiente entre los asentamientos. Los asentamientos mayas se distinguen por su belleza artística y su integración al paisaje. De especial interés es Tulúm, que aparentemente fue lugar de residencia de la clase sacerdotal; aun en las condiciones actuales impacta la armonía del conjunto en sus formas y colores en contraste con el azul del caribe y el verde intenso de la selva.

En General el México prehispánico estuvo organizado teniendo como base el clan, es decir la alianza entre familias organizadas en consejos o calpullis que dan origen a lo que actualmente identificamos como barrios. Se distinguen por tener bases familiares, territorio de propiedad comunal, un gobierno interno formado por consejos de ancianos en los que constantemente figuraba un médico un brujo y un sacerdote.

El surgimiento de las ciudades en la época colonial
La tradición castellana de asimilación de nuevas tierras mediante la fundación de pueblos, por patrocinio oficial mediante capitulaciones y por iniciativa privada, así como la idea de guerra justa en defensa de la verdadera fe, serán importantes instrumentos para la colonización americana.

Los motivos de las fundaciones urbanas son cuatro:
1.-Razones comerciales y de control de las rutas marítimas, que interesa fortalecer. Así, se establecieron una serie de puntos a lo largo de la costa atlántica, y luego de la pacífica.
2.-Razones económicas y agrícolas; la ciudad es el punto de inicio para explotar el territorio, cultivarlo
3.-Razones militares, de defensa. Se crearon presidios, que con el tiempo van a generar a su alrededor auténticas ciudades. La misma dinámica se dio en las Indias, aunque fuera la capacidad ofensiva de los posibles enemigos la que condicionó la mayor o menor envergadura de las defensas.
4.-Intereses evangelizadores: con esas miras se crearon los pueblos de indios. Los indígenas vivían bastantes dispersos, por lo que era difícil acceder a ellos y controlarlos en torno a un convento. Estos conventos tenían dos partes: la privada o clausura, y la de evangelización (atrio, capilla abierta,…).
Los dos pueblos-hospitales para indios que fundó Vasco de Quiroga hacia 1535 (en los que se ha comprobado la influencia de la “Utopía” de Tomás Moro y en los que los indígenas se especializaron en distintas artesanías y oficios) son una excepción en el proceso de agrupamiento en poblaciones a que fueron sometidos los indígenas. En general, la segregación estratificada de españoles e indígenas es clara: podemos remitir al caso los calpullís mexicanos, o a las parroquias cuzqueñas. Esta segregación se repetirá en otros trazados de ciudades donde los núcleos indígenas preexistentes son localizados en agrupamientos específicos, por ejemplo el barrio del Cercado en Lima, en Guatemala o en Potosí. Las Ordenanzas de población no hicieron sino confirmar esa política reduccionista.

Clasificación de las ciudades por su rango administrativo:
· Ciudades Principales con doce regidores
· Ciudades simples con seis regidores
· Villas o lugares simples
· Pueblos de indios
· Colonias

La fundación de ciudades marcó el avance de la expansión española en las nuevas tierras descubiertas. Es probable que el cambio de escala espacial que suponía la ilimitada disponibilidad de tierra en América favoreciera una política generosa de distribución del suelo, y facilitó la amplitud de las ciudades. Esto facilitó que las ciudades fundadas por los españoles, si bien en ocasiones se superpusieron a las ciudades prehispánicas, en otros muchos casos fueran ciudades nuevas. Con unas y otras se fue creando, desde el siglo XVI, una red urbana en la que tuvieron su marco de actuación las instituciones políticas, a través de la cual se dieron los intercambios comerciales y, en definitiva, se desarrolló la vida durante tres siglos.

Las ciudades fueron nudos del entramado que articuló la vida iberoamericana durante el periodo colonial. La organización urbana tenía asignada un papel de centro de servicios para una actividad predominantemente agropecuaria, de tal modo que su escasa complejidad sólo se manifiesta en la intensidad de las funciones burocráticas administrativas que le son inherentes según el rango y función en el entramado colonial.

Clasificación por su función:
· Avanzadas Militares
· Avanzadas Religiosas
· Adelantados
· Lugares de mercado
· Congregación de Indios
· Puertos
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La tipología de los asentamientos

Fernando Chueca Goitia establece una tipología de los asentamientos americanos, basándose en diferencias apreciables en la traza, a pesar de que destaca la monotonía y la regularidad de las nuevas poblaciones:
1.-Ciudades irregulares: se trata de algunas ciudades muy antiguas fundadas sin plan preestablecido, o ciudades en parajes de accidentada topografía, como Ixmiquilpán (México), Loja (Ecuador),... También ciudades mineras, como Potosí (Bolivia), Guanajuato (México),…
2.-Ciudades semirregulares, muy numerosas. Son producto de la adaptación de la rígida cuadrícula a las condiciones del lugar, a las leyes del crecimiento,…
3.-Ciudades regulares, que son la inmensa mayoría y las que definen el urbanismo hispanoamericano en cuanto tal.
4.-Ciudades fortificadas de trazado regular: aunque en América escasean los trazados regulares poligonales o estrellados, frecuentes en los tratadistas (mucho menos en la realidad) del renacimiento, a veces razones militares y la mayor cultura técnica de los maestros de la fortificación (Antonelli, Fomento,…) hicieron que surgieran algunas que recuerdan los modelos italianos. El mejor ejemplo es Trujillo (Perú) con una fortificación poligonal de quince lados y quince baluartes inscrita en un elegante óvalo. El trazado de calles no es radiocéntrico sino cuadricular. La ciudad nueva de Portobelo (Panamá) presenta un plano regular fortificado de elegante traza, rectangular con un ángulo achaflanado.
Casos singulares. Hay algunas ciudades, rarísimas, sin plaza: la Concepción de Tucumán, Nuestra Señora de Luján (Argentina). Algunas, como San Juan Bautista de la Rivera (Argentina), Panamá, Santa Clara (Cuba), Portobelo (Panamá), tienen sus calles principales desembocando en la plaza en los centros de sus lados, solución muy rara (aunque canónica) porque la plaza se genera siempre por eliminación de uno de los cuadrados del imaginario damero.

Ciudades reutilizadas: se trata de las ciudades preexistentes sobre las que los españoles construyeron. Sobre ciudades indígenas los conquistadores realizaron una adaptación a estructuras hispánicas. En algunos casos, por ejemplo Tenochtitlán o Cuzco, que eran ciudades bien trazadas, los españoles construyeron encima, literalmente: por ejemplo sobre la plaza central del Cuzco incaico los conquistadores construyeron su plaza Mayor, con la catedral y los edificios ceremoniales. Caso análogo es el de Quito, y el de numerosos pueblos de indios.

El edificio religioso es el elemento aglutinador más habitual en las poblaciones rurales, donde el edificio sacro sirve de punto de referencia dominical común. Las funciones religiosas se complementaban con la fiesta y el mercado y pronto junto a estas capillas rurales aparecen pequeños asentamientos que devenían en poblados: Rosario de Santa Fe (Argentina) es un caso. Otros núcleos de concentración de población rural serán las haciendas agrícolas y las estancias ganaderas

Atendiendo a la funcionalidad original de los asentamientos:
1.-Asentamientos agromilitares: su función es asegurar una frontera disputada e indicar la intención de la potencia colonizadora de mantener una presencia permanente. Todas las ciudades americanas “de primera generación” son de este tipo.
2.-Centros comerciales. Son fundamentalmente ciudades portuarias cuya función es mantener las comunicaciones con la metrópoli y redistribuir los productos llegados desde esta, así como enviar la producción colonial.. Son ciudades “extrovertidas”, a menudo fortificadas y por ello con alta densidad de población intramuros.
3.-Centros regionales: sirven de mercado y centro administrativo y de servicios a su zona. Creadas en la segunda fase de colonización, no requieren murallas, con lo que su densidad es menor.
4.-Ciudades mineras e “industriales”: crecieron rápidamente en torno a la explotación, y hasta el siglo XIX no se ordenaron urbanísticamente.

Ritual de Fundación
Los primeros planos de ciudades que se conocen son un registro de los derechos adquiridos por conquista, ya que la ciudad fue un botín de guerra. Por eso, lo primero que se hacía al fundar una ciudad era ese reparto sobre un plano, siendo los siguientes pasos: alzar el rollo y árbol de justicia, nombrar a los miembros del cabildo de entre el grupo de afines al jefe de la conquista, y señalar la advocación de la iglesia mayor. Se conocen de hecho varios planos de fundación de ciudades con el reparto de solares y los nombres de los beneficiados.

Todas estas previsiones se tomaban para garantizar la viabilidad del proyecto fundacional. Asimismo, había que comprometer a 30 vecinos para la fundación. Teniendo en cuenta el tamaño medio de las familias y el número habitual de sirvientes esto implica unas 300 personas. La correspondiente planta era cuadrada, de unas 12 hectáreas, constaba de una plaza pública en el centro y 8 manzanas circundantes. Generalmente, cada manzana se dividía en 4 solares, lo que da un total de 32 parcelas, de las cuales 2 se reservaban a los edificios públicos. Más ambiciosos eran los planos del tipo de “100 vecinos” o 25 manzanas de Caracas y Mendoza. Durante los siglos XVII y XVIII se usaron también trazados de 7 por 7 y 9 por 9 manzanas. Excepcionalmente se proyectaban grandes trazas cuando la ciudad estaba destinada a ser una capital virreinal, como en el caso de Lima o Buenos Aires.

Las ordenanzas de poblamiento
Los fundadores de las ciudades en América fueron adelantados, soldados, políticos, administradores,… Esta diversidad en el origen de sus creadores no se refleja en las ciudades, que mantienen una notable, que no absoluta, uniformidad. Y esto por dos motivos principales:
La tradición hispana: en España los avances de los cristianos en la reconquista habían sido acompañados de una repoblación. Esta práctica colonizadora será reproducida en América.
La legislación que surge desde la metrópoli y que trata de dar unidad a ese complejo proceso de colonización. Este código urbanístico tiene una fecha de inicio, 1513, cuando la Corona promulga las “Primeras Ordenanzas de Colonización”, que recomiendan que la ciudad tenga un trazado regular, ortogonal. Durante el reinado de Carlos I hay una serie de reordenamientos orgánicos que intentan mejorar todo el movimiento colonizador.

A mediados del siglo XVI se ve la necesidad de establecer un ordenamiento que recogiera la tradición anterior y le diera unidad. El 13 de julio de 1573 Felipe II dio unas “Ordenanzas de descubrimiento, nueva población y pacificación de las Indias” en las que, entre otras muchas cuestiones, se enumeraban una serie de normas acerca de la fundación de ciudades que venían a codificar una experiencia previa. Por ejemplo, entre las indicaciones urbanísticas y arquitectónicas, se indica que las ciudades debían estar organizadas en torno a la plaza mayor, llamada en América “plaza de armas” o “zócalo”, plaza de forma rectangular, ya que es la más adecuada para ceremonias y carreras de caballos, pudiendo así cumplir una función lúdica.

Pero las Ordenanzas codifican ante todo una experiencia que pudo, cuando menos, tanto como la teoría. Por poner un ejemplo de ello, en la recomendación de que las carnicerías, pescaderías, tenerías,…que causaban suciedad y malos olores se alejaran del centro de la población, coincidían lo que aconsejaba la experiencia y la recomendación de los tratados urbanísticos del renacimiento, sin olvidar que estos fueron a su vez el resultado de una reflexión sobre la ciudad basada en la experiencia. Por ejemplo, una premisa general para instalar las ciudades era buscar terrenos saludables (no sólo para el caso americano, sino que se trata de una constante). Sin embargo no se sabía exactamente qué era lo más deseable para una ciudad, por lo que hubo numerosos traslados de ciudades por haberlas ubicado originalmente en lugares insalubres. El problema principal eran las aguas y las enfermedades transmitidas por los mosquitos.
En sentido práctico, los antepasados directos de las fundaciones americanas son la ciudad-campamento de Santa Fe de Granada (1492) y las más antiguas villas agromilitares de la reconquista peninsular, basadas en los trabajos medievales de castramentación. Sin embargo las primeras fundaciones americanas no presentan referencias inequívocas al modelo de Santa Fe, y sólo la traza de Santo Domingo, replanteada por Nicolás de Ovando a principios del siglo XVI presenta cierta regularidad. Y eso porque construir la ciudad de acuerdo a un modelo preconcebido era algo absolutamente ajeno a la práctica habitual del diseño urbano, donde pesaba más el crecimiento espontáneo (como en la edad media, alrededor de núcleos generatrices: castillo, iglesia,…) que la planificación.

No siempre hubo coincidencia entre teoría, norma y realidad. En concreto, para la plaza se indicaba en las Ordenanzas unas medidas que daban para el largo una vez y media el ancho de dicha plaza, por ser esa la mejor proporción para “las fiestas de a cavallo y cualesquiera otras que se hayan de hazer”, salvo en casos de grandes plazas, como la de Puebla, en las que las fuentes no entorpecían el desarrollo de espectáculos públicos, lo frecuente fue que tanto la fuente como la picota o rollo estorbaran de algún modo esa finalidad de la plaza como escenario para las fiestas que se establecían en las Ordenanzas del año 1573. Una síntesis de lo que fue la plaza en la ciudad hispánica se puede ver en el plano de Tlaxcala de 1585, en el que además de los edificios de gobierno, soportales y fuente aparece la picota, compañera siempre de la fundación de una ciudad.

Otra muestra de cómo las famosas Ordenanzas no fueron seguidas exactamente es que, a pesar de que en ellas se indicaba la conveniencia de que la iglesia mayor no estuviera en la plaza sino en lugar más aislado para que así se pudiera apreciar mejor su grandeza (lo cual puede recordar algunas apreciaciones de Francesco di Giorgio Martini), lo cierto es que fue la plaza mayor su lugar natural, aun cuando su fachada principal diera en algunos casos a una plaza secundaria.

También en las Ordenanzas de 1573 se indicaba que “toda la plaça a la redonda y las quatro calles prinçipales que dellas salen tengan portales porque son de mucha comodidad para los tratantes que aquí suelen concurrir”, pero los soportales rara vez definieron todo el espacio de una plaza y sus calles adyacentes, aunque sí es característico de toda plaza mayor hispánica que ocupen uno, dos, tres o sus cuatro lados. Los portales se pueden relacionar con una tradición urbana proveniente de la antigua Roma, no es menos cierto que en España quedan ejemplos famosos de calles medievales con portales y que los pórticos de algunas iglesias medievales (que sirvieron de lugar de reunión a los concejos) podrían ponerse en relación con los portales de los cabildos que en América tuvieron también su lugar en la plaza mayor.

Hubo otras Ordenanzas en tiempos de Felipe II, las “Ordenanzas de descripción”, realizadas mediante una encuesta en América: las respuestas al cuestionario planteado se remitían a España para que integraran un libro que describiría las Américas, pero ese libro no se publicó hasta el siglo XIX. La encuesta iba acompañada de planos de ciudades, dibujos de edificios,…
Las Ordenanzas estuvieron vigentes un siglo, al cabo del cual se creyó conveniente realizar unas nuevas, que fueron publicadas en 1681, bajo Carlos II: fueron la “Recopilación de las leyes de Indias”, que a su vez estuvieron vigentes hasta la independencia de América.

El viejo régimen municipal castellano decaía ya en España cuando se transplantó al Nuevo Mundo, pero aquí creció con personalidad propia y vigor sorprendente. El Cabildo jugó un papel tan destacado como en el antiguo municipio de Castilla, en defensa de la autonomía local y como contrapeso frente al poder aristocrático y burocrático tanto de la localidad como de la corona. Sin embargo, a partir de 1580 comienza la decadencia gradual del Cabildo, en lo cual tuvieron que ver fenómenos como el perfeccionamiento de la administración colonial (legislación, virreinatos, audiencias), el remate de oficios concejiles como práctica muy extendida en beneficio de las arcas reales, la intrusión de gobernadores y audiencias en la vida capitular, el nombramiento de corregidores por el rey para presidir los cabildos, la concesión de regimientos perpetuos como merced real, la pobreza de los presupuestos municipales que en muchos de sus arbitrios rentísticos dependían de "la misericordia del rey", acceso a los cabildos de funcionarios nombrados por el rey, como el alférez real y el alguacil mayor, intromisiones de los oficiales de Hacienda (contadores, factores, veedores, tesoreros).
Se distinguieron dos clases de ciudades, metropolitanas y sufragáneas, además de villas y lugares, todos gobernadas por concejos o cabildos. El primer Cabildo de cada nueva población era nombrado por los descubridores y en adelante fue lo ordinario que los regidores eligiesen a quienes habían de sucederles. Empero, ya en el siglo XVI se desarrolló el régimen de venta, por remate en pública almoneda, de los oficios municipales. Estos llegaron a ser, en especial después de la real cédula de 14 de diciembre de 1606, un objeto de "propiedad privada" que pasaba libremente por venta de una persona a otra, o entre miembros de una misma familia.
Para el siglo XVIII el pensamiento racionalista producto de la ilustración influyó en la política urbana y se manifestó en una organización espacial de la ciudad distinta, que procuraba un trazo mas uniforme, mayor comodidad a los pobladores y ciudades más hermosas. Estas medidas eran promovidas por la corona para recuperar el espacio público y urbano que era dominado ya por el clero. En consecuencia la iglesia protestó porque el cumplimiento de esas medidas le requería gran inversión económica. En este entorno, la inseguridad y delincuencia aumentan, se implementa la vigilancia y alumbrado, y se empieza a gestar en México el movimiento de Independencia. El Virrey Revillagigedo emite bandos y ordenanzas para mejorar el orden urbano.
A finales del s. XVIII las reformas económicas impactaron la estructura productiva de las ciudades surgiendo las estructuras febriles y el consecuente debilitamiento dela forma gremial que le antecedió y que daba identidad a los poblados en virtud de que la división en barrios se realizaba atendiendo a el tipo de trabajo artesanal que desarrollaban sus pobladores. En estos barrios las actividades productivas de comercio y vivienda se realizaban en un mismo espacio en absoluta compatibilidad y existía una estrecha relación entre la producción gremial y la forma de apropiación del espacio.
En el siglo XIX se inicia la industrialización y con ello comienza una organización espacial distinta en las ciudades donde la separación entre la habitación y el lugar de trabajo es indispensable y con ello surge la necesidad de nuevas vías de comunicación, transporte y en general una infraestructura urbana moderna.
El México (y Latinoamérica) Independiente
Con los movimientos de independencia y la ruptura con las ideas europeas, los asentamientos en América presentan una crecimiento acelerado y desordenado. La consolidación de las repúblicas latinoamericanas influyó en el desarrollo de las ciudades, especialmente las capitales, que se convirtieron en centros políticos y comerciales con una clara tendencia a la metropolización. Mientras que las ciudades coloniales tenían por objeto trasladar población hacía en interior para expandir la colonización, las ciudades republicanas atraían a la población rural y europea propiciando el crecimiento de las ciudades. De esta forma, el crecimiento de las poblacional en Brasil, Argentina y Uruguay fue producto dela inmigración europea; Perú, Bolivia, Ecuador y Guatemala incrementaron su población por la reproducción dela población mestiza. México, Honduras, Paraguay, Colombia, Venezuela y otros, derivaron el incremento poblacional por la reproducción de los grupos mestizos en una franca fusión de indígenas y europeos.
La estrecha relación entre el dominio agrario y el capitalismo urbano propició el desarrollo del monocultivo de exportación como el café las zonas rurales se vieron afectadas por las limitaciones del cultivo temporalero, circunstancia que estimuló la migración del campo a las ciudades.
Al consumarse la independencia de México, se registra una fuga de capitales que deja a la hacienda pública en crisis, se retoman y ajustan ala estructura de la república algunas de las reformas borbónicas para incrementar la recaudación, sobre todo en relación a la propiedad y las imposiciones sobre bienes urbanos. Durante este siglo las ciudades no cambian en cuanto a su forma dimensiones y estructura, pero si en cantidad de población; como resultado, al finales del siglo XIX se aprecia caos y marginación en las ciudades. En México a partir de las leyes de reforma y de la desamortización de los bienes de la iglesia se separa urbanísticamente al México colonial del republicano y se reestructuran las vialidades para recuperar la traza reticular ordenada.
Los ideales del romanticismo y liberalismo se manifestaron el rechazo al aspecto religiosos de la ciudad y la promoción de una traza más regular. Hacía finales del s. XIX las ciudades de México crecen sin un plan definido, la capital es ordenada conforma a ideas urbanísticas francesas, concentra gran parte de la producción artesanal y manufacturera del país, así como el comercio, es en esta época cuando al Paseo dela Reforma se le incorporan modificaciones inspiradas en los Campos Elíseos. En el resto de las ciudades del país se modifican las plazas de armas, transformando algunas en jardines con forma y tipo de vegetación inspirados en los jardines de Versalles y con kioscos de estilo art noveau y otros conceptos artísticos europeos.

D.- Desarrollo Urbano en el Siglo XX
El proceso histórico de la distribución de la población ha sido incesante produciéndose dentro de una progresión que ha contemplado avances y retrocesos, aunque sin duda la principal característica ha sido que a lo largo del siglo XX la población ubicada en asentamientos urbanos ha crecido aceleradamente. Mientras en 1900, uno de cada diez habitantes se asentaba en localidades urbanas, para 1990 seis de cada diez habitantes residen en ese mismo tipo de localidades. En gran medida esta transición se debió a la migración rural-urbana hasta 1970 aproximadamente; al descenso de la mortalidad y a los altos índices de fecundidad. Para 1970, la población urbana representaba el 44.9 % de la población del país, de 1980 a 1990 la población urbana llegó al 57.8 % de la población nacional, al tiempo que las localidades urbanas aumentaron en un 38.7 %. De acuerdo con los resultados del censo del 2000, el 64% de la población en México radica en localidades urbanas. Después de 1970, la emigración urbana–urbana y la propia reproducción dela población urbana son las principales causas del crecimiento demográfico.
Durante la primera década del siglo XX el crecimiento de la urbanización es discreto dentro del estado centralista que promovió la inversión privada y limitó la soberanía de estados y municipios, distante de lo que proponía la constitución de 1857. El sistema urbano nacional se integró gracias ala red ferroviaria cuya longitud crece en un 80% durante esta década y que estuvo planeada para atender las necesidades de los mercados externos y la inversión extranjera. Las localidades urbanas con mayor crecimiento fueron las favorecidas por la red ferroviaria que promovía la industrialización y facilitaba el comercio.
En la segunda década la revolución mexicana tiene como origen la sucesión presidencial, pero el conflicto tiene como trasfondo la depresión económica internacional del principio de siglo que impacta severamente a la economía mexicana dependiente ya del mercado internacional, y que aunado al rezago social y las desigualdades, se manifiesta en protestas por las condiciones de trabajo de obreros y campesinos. Durante la revolución los centros urbanos y ferroviarios tuvieron un papel predominante en las estrategias militares padeciendo las consecuencias en forma de deterioro, saqueo y destrucción; en términos demográficos la población disminuye en más de 800 mil habitantes siendo las más representativa en cuanto a la disminución, las entidades de Durando, Zacatecas, San Luis Potosí y Guanajuato. Las ciudades del Bajío y los llamados valles Abajeños presentan en su estructura social y urbana el impacto de la revolución.
Entre 1920 y 1940 es la etapa de reconstrucción del país; con la relativa estabilidad política bajo los regímenes de Obregón y Calles la economía mexicana recupera su posición exportadora de bienes primarios como cereales, ganado minerales y petróleo. Y por 1930 se rompe con este modelo a partir del impacto de los factores externos como la depresión del 29 y los inicios de la segunda guerra mundial y en lo interno el surgimiento del partido nacional revolucionario. Es así como se sustenta el modelo de desarrollo basado en la sustitución de importaciones con carácter nacionalista y populista apoyado en un sector público fuerte y promotor. Hasta este tiempo es crecimiento de la población es moderado con tasa de crecimiento promedio anual del 2%.
A partir de la década de los cuarenta inicia un incremento demográfico con tasas de crecimiento superiores al 2% hasta que en la década de los sesenta se registra la tasa de crecimiento más alta en la historia de México con un valor de 3.4%. Entre 1940 y 1980 el crecimiento económico es estable con una clara tendencia a la concentración espacial en pocos puntos y zonas del territorio, con lo que surgen las zonas metropolitanas alrededor del Distrito Federal, Monterrey, Puebla y Guadalajara.
El sistema urbano nacional, en un proceso que había iniciado desde veinte años atrás, muestra en1960 el fenómeno de la concentración urbana en la capital, tal concentración no es solo espacial, además social y económica. Es en está década donde se dá la evolución del país de rural a urbano, atendiendo a la urbanización demográfica únicamente, ya que en términos de calidad de vida generada por el acceso a los servicios urbanos, persiste un atraso considerable. Surgen en esta etapa las ciudades medias. La urbanización del país es un proceso de transformación continua; la expansión urbana requiere del crecimiento de las aglomeraciones que desempeñan funciones importantes para el centro, de tal forma que la capital como lugar central, no puede crecer si no crecen sus áreas de abasto. En este periodo se observa una consolidación de los sistemas urbanos, que ocurre por el crecimiento de las partes funcionales y por la interdependencia entre ellas; por lo que ha sido determinante el crecimiento demográfico, la geografía de los mercados, y los enlaces viales y comunicacionales. Este crecimiento “es el resultado del balance entre la condición de vida rural y la condición de vida urbana”[9].
Debemos considerar la importancia que tienen el desarrollo de los procesos de urbanización y metropolización en el país; el primero es resultado del crecimiento económico y de los beneficios sociales que ofrecen las ciudades y se caracterizan por la concentración de la población y la diversificación de las actividades productivas, mientras que el segundo conceptualiza a los fenómenos de concentración y expansión de dominio socioeconómico y político ejercidos por la metrópoli como núcleo central sobre la periferia. El actual desarrollo urbano es resultado de múltiples procesos efectuados en la población mexicana y que han dado como resultado un transito del México rural al México urbano.
Las localidades con más de 100 mil habitantes resultan importantes desde 1940, pues en este año la población en ellas representaba el 59.6 % del total de la población urbana, para 1980 el porcentaje ascendió a 79.0, pero para 1990 se produce un descenso que la coloca en el 77.3%, mientras que las localidades con el rango de 50,000 a 99,999 habitantes aumentaron durante la década de 1980 a 1990 en un porcentaje de 66.7. Estas tendencias pueden explicarse en gran medida por las migraciones de localidades urbanas a otras también urbanas pero menores, es decir, se ha registrado una migración urbana-urbana sobretodo entre las zonas metropolitanas que se han convertido en expulsoras y las mismas ciudades medias que reúnen un clima tanto natural como social propicio para ser habitadas, además de que ofrecen fuentes de empleo, esparcimiento, vivienda, etc. (en los últimos años esto se ha presentado en la Ciudad de México y su Zona Conurbada al expulsar a jóvenes profesionistas que prefieren establecerse en ciudades como Puebla, Querétaro, Morelia, Toluca, entre otras). La migración interna ha aumentado en las última décadas, mientras en 1940 residían fuera de su entidad de nacimiento 105 de cada mil habitantes, para 1970 eran 7.5 millones y para 1990 la cantidad ascendió a 15.4 millones con lo que casi una quinta parte de la población hizo un cambio de residencia entre dos estados. De 1940 a 1970, la migración fue absorbida por las localidades de más de 100 mil habitantes, de 1970 a 1980 los mayores valores se ubicaron en los grupos de localidades de 15 mil a 49,999 habitantes, y en la década de 1980 a 1990, las migraciones fueron absorbidas por los grupos de localidades con tamaño de 20 mil a 99,999; estos últimos datos nos indican que los inmigrantes han llegado principalmente a ciudades medias. Dentro de la migración interregional, la principal expulsora fue la región centro, del mismo modo esta región constituyó el principal destino de la migración interregional (en suma, por cada 10 habitantes que recibe, pierde 14 que emigran), el segundo destino es la región Noroeste (Baja California, Baja California Sur, Sinaloa y Sonora)[10].

Las tendencias demográficas heredadas del siglo XX en México nos están indicando que los cambios en el crecimiento y en la distribución de la población generados por la disminución de la tasa global de fecundidad y las modificaciones en la dirección de la migración interna estimulan el crecimiento poblacional de las ciudades medias.

Este acelerado crecimiento de la población urbana ha dificultado el proporcionar a la población los medios de subsistencia, empleo, servicios e infraestructura. El rezago acumulado en abastecimiento de vivienda, educación, salud y la desproporción de la planta productiva respecto de la población que de ella depende son un gran desafío para el país y condicionan en gran medida la planeación y administración urbana.

El proceso de urbanización en nuestro país es, pues, un fenómeno irreversible y con elevadísimos costos para la sociedad dada su escasa planeación y ordenamiento, mismo que se ha dejado sentir básicamente en terrenos de núcleos agrarios que han sido absorbidos por la mancha urbana, con o sin su consentimiento, trastocando sus esquemas organizativo y productivo. Sin temor a equívoco alguno, puede señalarse que prácticamente todo proceso de urbanización en México que se haya producido en los últimos cincuenta años, ha ocurrido a expensas de tierra ejidal o comunal y, en la mayoría de los casos, a través de procesos de irregularidad, dada la anarquía y el desorden con el que crecen los principales centros urbanos del país, sean éstos los centros urbanos históricos como Guadalajara, Monterrey y la Cd. de México, o los alternativos creados en el transcurso de las últimas dos décadas.

Lo anterior ha generado problemas de diversa índole, con impactos de variada naturaleza para los diferentes órdenes de gobierno. Por ejemplo, el rezago en el otorgamiento de servicios propiciado por el rápido y desordenado crecimiento poblacional y por la escasez de recursos de los municipios, ha hecho que éstos se vean normalmente rebasados por las demandas sociales.

La importancia funcional de los asentamiento urbanos del país, principalmente aquellos que tienen rangos de población entre los 5,000 y 50,000 habitantes, dependen en gran medida de su capacidad relativa para desarrollar una estructura productiva básica, así como una base de organización social que permita un desarrollo estable y una interacción con el resto del sistema urbano nacional. La especialización de las actividades económicas es fundamental para la organización territorial de la sociedad.


2.- Legislación en materia Urbana


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
El fundamento legal de la administración del el desarrollo urbano tiene su principio en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en sus artículos 25, 26, 27, 73, y 115, en donde se establece la participación de la Nación en la ordenación y regulación de los asentamientos humanos del país y la concurrencia de los tres niveles de gobierno en la materia, la facultad que se les otorga a los Estados y a los Municipios para planear y regular el ordenamiento territorial de los asentamientos humanos y la fundación, conservación, mejoramiento y crecimiento de los centros de población.

Conforme a lo estipulado en el artículo 25 de la Constitución, corresponde al Estado la rectoría del desarrollo nacional para asegurar que este sea integral, que fortalezca la soberanía de la nación y su régimen democrático y que, mediante el fomento del crecimiento económico y el empleo y una más justa distribución del ingreso y la riqueza, permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos, grupos y clases sociales.

En su artículo 26 señala que el Estado organizará un sistema de planeación democrática del desarrollo nacional que imprima solidez, dinamismo, permanencia y equidad al crecimiento de la economía para la independencia y la democratización política, social y cultural de la nación, mediante la participación de los diversos sectores sociales recogerá las aspiraciones y demandas de la sociedad para incorporarlos al plan y los programas de desarrollo.

El marco legal de la planeación del desarrollo urbano tiene su fundamento en el artículo 27, en donde se establece la participación de la Nación en la ordenación y regulación de los asentamientos humanos del país, dado que tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público, teniendo como objeto el de hacer una distribución equitativa de la riqueza pública, cuidar de su conservación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural y urbana.

La ley, considerando el respeto y fortalecimiento de la vida comunitaria de los ejidos y comunidades, protegerá la tierra para el asentamiento humano y regulará el aprovechamiento de tierras, bosques y aguas de uso común y la provisión de acciones de fomento necesarias para elevar el nivel de vida de sus pobladores.

Conforme a lo estipulado por el artículo 27 párrafo tercero:
"La nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad las modalidades que dicte el interés publico, así como el de regular, en beneficio social, el aprovechamiento de los elementos naturales susceptibles de apropiación, con el objeto de hacer una distribución equitativa de la riqueza publica, cuidar de su conservación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural y urbana. En consecuencia, se dictarán las medidas necesarias para ordenar los asentamientos humanos y establecer adecuadas provisiones, usos, reservas y destinos de tierras, aguas y bosques, a efecto de ejecutar obras públicas y de planear y regular la fundación, conservación, mejoramiento y crecimiento de los centros de población, para preservar y restaurar el equilibrio ecológico; para el fraccionamiento de los latifundios; para disponer, en los términos de la ley reglamentaria, la organización y explotación colectiva de los ejidos y comunidades; para el desarrollo de la pequeña comunidad rural; para el fomento de la agricultura, de la ganadería, de la silvicultura y de las demás actividades económicas en el medio rural, y para evitar la destrucción de los elementos naturales y los daños que la propiedad pueda sufrir en perjuicio de la sociedad."

Conforme al artículo 73 en su fracción XXIX-C, el Congreso de la Unión tiene facultad para expedir las leyes que establezcan la concurrencia del gobierno federal, de los Estados y de los Municipios, en el ámbito de sus respectivas competencias, en materia de asentamientos humanos, con el objeto de cumplir con la facultad que se les otorga a los Estados y a los Municipios para planear y regular la fundación, conservación, mejoramiento y crecimiento de los centros de población, para preservar y restaurar el equilibrio ecológico.

Los Municipios estarán investidos de personalidad jurídica y manejarán su patrimonio conforme a la ley. Así mismo les concede facultades para expedir de acuerdo con las legislaturas de los Estados los bandos de policía y buen gobierno, reglamentos, circulares y disposiciones administrativas de observancia general dentro de sus respectivas jurisdicciones. Los municipios en coordinación con los estados cuando fuere necesario y así lo determinen las leyes, tendrán a su cargo la prestación de los servicios públicos[11].

A este respecto, el artículo 115 fija que los Estados adoptarán, para su régimen interior, la forma de gobierno republicano, representativo, popular, teniendo como base de su división territorial y de su organización política y administrativa, el municipio libre conforme a las bases siguientes:

Cada Municipio es libre en su organización política y administrativa, el cual será administrado por un Ayuntamiento en el que no habrá ninguna autoridad intermedia entre éste y el gobierno del Estado.

Los Municipios estarán investidos de personalidad jurídica y manejarán su patrimonio conforme a la ley. Del mismo modo, les concede facultades para expedir de acuerdo con las bases normativas de las legislaturas de los estados, los bandos de policía y buen gobierno, reglamentos, circulares y disposiciones administrativas de observancia general dentro de sus respectivas jurisdicciones. Los Municipios, con el concurso de los Estados cuando fuere necesario y así lo determinen las leyes, tendrán a su cargo la prestación de los servicios públicos.

Fracción v.- "Los Municipios, en los términos de las leyes federales y estatales relativas, estarán facultados para formular, aprobar y administrar la zonificación y planes de desarrollo urbano Municipal; participar en la creación y administración de sus reservas territoriales; controlar y vigilar la utilización del suelo en sus jurisdicciones territoriales; intervenir en la regularización de la tenencia de la tierra urbana; otorgar licencias y permisos para construcciones, y participar en la creación y administración de zonas de reservas ecológicas. Para tal efecto y de conformidad a los fines señalados en el párrafo tercero del artículo 27 de la constitución, expedirán los reglamentos y disposiciones administrativas que fueren necesarios"[12].

[1] H. Congreso de la Unión.- Ley General de Asentamientos Humanos…
[2] Landa Horacio.- Terminología de Urbanismo. INDCRVP, Mex. 1976, pág. 10 y 11
[3] Lenz Alfredo.- Teorías sobre la Desigualdad Social.- pp. 3
[4] Irachera Xavier.- Hacía una Planeación Urbana Crítica.- p. 26
[5] Maya Esther. Sociología Urbana para Planeadores Físicos.- pag. 104
[6] Brambila Paz.- Expansión Urbana en México. 27
[7] Ibídem p. 58
[8] Ibídem. Pag. 67.
[9] Brambila Paz, op. Cit. P. 289.
[10] Unikel Luis.- El desarrollo Urbano en México. El colegio de México.
[11] Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 192 p.

[12] Ídem

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